La mayoría de sardinas están maltratadas. CTA dentro.

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Fundador
Por lo tanto, siguiendo con la metáfora de Fer, para mejorar tu sardina, visita Toastmasters.

¿Qué es esto?

Es un club de oratoria donde se forman la mayoría de los mejores oradores. Fer es campeón de oratoria de España del concurso que Toastmasters organizó en 2018.

Formo parte de un club online de Toastmasters ( tmagoraalmeda.com ), pero vaya, hay muchos otros clubs.

En cada reunión de Toastmasters se trabaja para mejorar la capacidad de improvisación, el lenguaje no verbal y la eliminación de muletillas.

Por lo tanto, si tienes interés en mejorar tu oratoria, te animo a visitar a un club de Toastmasters.

 
Álvaro Sánchez habló hace tiempo de Toastmasters. Allí fue la primera vez que escuché hablar de algo tan friki como un club de oratoria.
Ayer, Álvaro Sánchez habló de Toastmasters en su NL.
Dijo esto:

Este email es largo e importante.
No, mentira, solo es importante.
Toastmasters –el club de oratoria que he recomendado mucho, y muy poco– solo tiene una regla.
(Y no es que lo que pasa en el club se queda en el club, como vas a comprobar).
En todas las sesiones hay tres discursos, de tres personas, cada uno seguido de una evaluación.
Es decir, tú sales al escenario, hablas, y luego te sientas a escuchar opiniones.
Pues la única regla es que solo se puede dar feedback positivo.
Y no es negociable.
O sea que tú sales, balbuceas cuatro cosas y te orinas encima, y al acabar solo escuchas palabras amables.
Al principio, me pareció una aberración.
Mi alma de seleccionador nacional quería explicarle a todo el mundo lo fatal que lo habían hecho.
Pero una tipa que llevaba allí años me lo explicó.
No se me ha olvidado más.
A ti no lo sé.
La explicación es que, bajo ningún concepto, puedes cambiar a alguien diciéndoselo.
Puedes decirle que hable sin que parezca que se ha tomado cuatro whiskis con cocacola.
O que su discurso está peor organizado que su mesita de noche.
O que huele a pis.
Pero eso no va a producir el más mínimo cambio ni en su oratoria ni en su vida.
Si acaso, al revés.
Por eso, el rol de evaluador es tan difícil.
Porque su tarea es generar lo que los yankis llaman “insights”, que son los precursores del cambio.
En México lo llaman “caerte un 20”, y es esa percepción a la que llegas tú, por tu propio pie, y que te hace cambiar.
Y que NUNCA sucede porque alguien te lo diga.
Un 20 te cae, no te lo caen.
La gente cambia según sus propios ritmos. Y los de nadie más.
Por eso en Toastmasters ni lo intentan.
En realidad, si lo piensas, es una maravilla.
Porque no hay mayor forma de respeto, y de homenajear la soberanía de alguien, que decirle:
Cambia, cuando a ti te salga de los cojones.
De verdad, es precioso.
Igual por eso Toastmasters funciona tan bien. Y por eso creo que lo recomiendo poco.
Yo todavía no he logrado matar al seleccionador, pero cada vez le hago menos caso.
Por eso, estos emails, y los que vienen, tienen ánimo de lucro, pero no ánimo de cambio.
No aspiran a arreglar, aspiran a sembrar. Y ya sabes el motivo. Por respeto.
Y se hila con el email de ayer, con el de compra menos y haz más, por una frase que tengo por ahí anotada:
Pensamos que no podemos cambiarnos a nosotros mismos, pero podemos.
Y pensamos que podemos cambiar a los demás, pero no podemos.
Así que eso, compra menos, y haz más.
Incluyéndome.
Y al final este email solo era largo.
Un saludo.
Álvaro
 
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