Perdonando lo imperdonable.
Hoy hablamos de errores.
Que comenten los demás.
Porque nadie 'sois' perfectos. Ironía 1.
Que dices, seguro que sí, que lo dices, porque eres buena gente.
Que los errores se perdonan.
Y estamos de acuerdo. O no.
Porque depende.
Y tienes razón.
En serio. Poca broma. Ironía 0.
Entonces, pregunto.
¿Del error?
Entonces, sigo. Preguntando.
¿De verdad?
O sea, que si te estoy entendiendo bien, me quieres decir que ante el mismo error, reaccionas igual. Exactamente igual.
Supongamos que tus circunstancias son las mismas.
Incluso que te pillan en un día estupendo. De buenas.
Es una suposición. Aunque puede ser. Porque eres buena gente.
Entonces, termino. De preguntar. Por ahora.
¿Y puede ser que dependa de otra cosa?
Más importante. Más determinante. Más sencilla.
Lo mismo es esto. La cosa que cambia la historia.
Que hace que el mismo error es perdonable e imperdonable.
Una historia cuántica. Como el gato de Schrödinger.
Que me recuerda a un antro al que iba, cuando era (más) joven y vivía en el DF (Conocido actualmente como Ciudad de). La paradoja del gato.
Al final, se murió. Lo normal.
Otra historia. Otros errores. Perdonables... casi todos.
Aunque habría que preguntar a las otras 'quién'. Depende.
¿A quién perdonas?
...
... ¿Sigues?
O tienes mucho lío.
Perdóname, por favor. Seguro que sabes.
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Y estamos de acuerdo. O no.
Porque depende.
Y tienes razón.
En serio. Poca broma. Ironía 0.
Entonces, pregunto.
Depende... ¿De qué?
¿Del error?
Entonces, sigo. Preguntando.
¿De verdad?
O sea, que si te estoy entendiendo bien, me quieres decir que ante el mismo error, reaccionas igual. Exactamente igual.
Supongamos que tus circunstancias son las mismas.
Incluso que te pillan en un día estupendo. De buenas.
Es una suposición. Aunque puede ser. Porque eres buena gente.
Entonces, termino. De preguntar. Por ahora.
¿Y puede ser que dependa de otra cosa?
Más importante. Más determinante. Más sencilla.
Depende... ¿De quién?
Lo mismo es esto. La cosa que cambia la historia.
Que hace que el mismo error es perdonable e imperdonable.
Una historia cuántica. Como el gato de Schrödinger.
Que me recuerda a un antro al que iba, cuando era (más) joven y vivía en el DF (Conocido actualmente como Ciudad de). La paradoja del gato.
Al final, se murió. Lo normal.
Otra historia. Otros errores. Perdonables... casi todos.
Aunque habría que preguntar a las otras 'quién'. Depende.
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Entras y ves. Es para ti.
Así, sabes cuánto cuentas.
- No quieres. Te igualas. Así te ven y te tratan.
- Quieres. Te desigualas. Así te ven y te tratan.
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