En Carabaña había una panadería de las de toda la vida.
El matrimonio que la llevaba preparaba la masa y la cocía en la solera.
Toda la noche haciendo pan.
Sobre las 7 de la mañana abría y antes de las a las 8 ya se había vendido todo.
Valía la pena estar allí tan temprano aunque fuera Domingo porque en la vida habías probado un pan tan, tan, tan bueno.
Y es que las barras eran perfectas porque no lo eran, no había dos iguales.
El olor a harina, el sonido de la corteza dorada cuando lo partías y que no se desprendía, la miga que no era blanca nuclear, y el sabor.
¡¡¡ QUE SABOR !!!
Todo, lo tenía todo.
Y ya no te cuento si lo comías con tomate natural, partido en rodajas y con sal y aceite, o con jamón y queso.
Incluso si sobraba algo, lo envolvías en un paño limpio y al día siguiente seguía blandito.
Podías comprar pan en cualquier otro sitio y te ahorrabas el madrugón o ir con la hora pegada y encima era más barato.
Pero no estaba tan, tan, tan bueno.
Porque no era artesanal, era de ese que traían ya hecho o congelado para cocer en el horno eléctrico.
El copy es igual: es artesanal o no es bueno. No hay IA que valga.
Por eso funciona tan bien.
Te deseo un buenísimo día.
MAYTE ORTIZ
P.D.: Si has leído este correo antes de las 13 horas, da igual, te acordarás del pan de Carabaña (y de mí) cada vez que tengas hambre.
El matrimonio que la llevaba preparaba la masa y la cocía en la solera.
Toda la noche haciendo pan.
Sobre las 7 de la mañana abría y antes de las a las 8 ya se había vendido todo.
Valía la pena estar allí tan temprano aunque fuera Domingo porque en la vida habías probado un pan tan, tan, tan bueno.
Y es que las barras eran perfectas porque no lo eran, no había dos iguales.
El olor a harina, el sonido de la corteza dorada cuando lo partías y que no se desprendía, la miga que no era blanca nuclear, y el sabor.
¡¡¡ QUE SABOR !!!
Todo, lo tenía todo.
Y ya no te cuento si lo comías con tomate natural, partido en rodajas y con sal y aceite, o con jamón y queso.
Incluso si sobraba algo, lo envolvías en un paño limpio y al día siguiente seguía blandito.
Podías comprar pan en cualquier otro sitio y te ahorrabas el madrugón o ir con la hora pegada y encima era más barato.
Pero no estaba tan, tan, tan bueno.
Porque no era artesanal, era de ese que traían ya hecho o congelado para cocer en el horno eléctrico.
El copy es igual: es artesanal o no es bueno. No hay IA que valga.
Por eso funciona tan bien.
Te deseo un buenísimo día.
MAYTE ORTIZ
P.D.: Si has leído este correo antes de las 13 horas, da igual, te acordarás del pan de Carabaña (y de mí) cada vez que tengas hambre.