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Lo siento, pero no importa lo que tu mamá y tu papá te hayan dicho. Descubre cómo dejar de ser invisible.

Dice Gary Halbert:

“Lo siento, no funciona de esa manera.



Si realmente quieres saberlo, realmente tienes que hacerlo.

No hay atajos.

Sabes, estoy harto de la gente que no puede molestarse con los pequeños detalles de la experiencia "práctica".



De personas que creen que de alguna manera pueden saber algo sin experimentarlo.



Escucha:



Es posible tener un título de algo y realmente no tener ningún tipo de "comprensión visceral" de ello.



Lo siento, pero no importa lo que tu mamá y tu papá te hayan dicho,



los hombres nunca pueden entender realmente el dolor del parto,



los sacerdotes no pueden comprender las alegrías del sexo,



los "normies" nunca pueden entender a los alcohólicos,



y ni una sola mota de verdadera sabiduría publicitaria ha sido escrita por un doctorado.”




Casi seguro lo entiendes.


Puede que incluso estés de acuerdo.


Como casi seguro también lo estarás si te digo que lo que no comunicas no existe.


Por bueno que sea.

Da igual.

Si no lo comunicas es invisible.

Y tú, también.



Entonces…

¿Tú quieres hablar, escribir, vender con poder?

Pues entonces, para aprender a hacerlo, tienes que hacerlo.

No hay atajos.

Y vale.

Que sí.

Que tener que hablar en público es un coñazo supino.

Hacerlo te hace sentir pequeño, absurdo, en pelotas.


Ese mensaje que te gustaría transmitir y que, por H o por B, no sabes cómo comunicar o qué carajo te están entendiendo o si te están escuchando.

Los que no tienen que hacerlo, si es que hay alguno, no tienen ni puñetera idea.


No lo hacen.


Son capaces de meter un proyecto durante 7 años en un cajón, o de darse cabezazos contra un muro.

Los otros, la mayoría, están hasta el higo de tener que hacerlo.


Y lo hacen. Pero mal.

A regañadientes.


Cualquiera que tenga que comunicar o convencer de algo porque le cuelgan el marrón sabe de lo que estoy hablando.


Y ojo, que no te estoy diciendo que hacerlo mejor que la mayoría sea fácil.



Lo que digo es que es mucho más fácil de lo que te piensas.



Y con esto de hablar en público o de la comunicación persuasiva no me refiero sólo a dar charlas o escribir correos (que también).


Me refiero a cualquiera que tenga un mensaje que comunicar:

En su podcast,
a su equipo,
a sus alumnos,
a su cliente.

La oratoria y la comunicación persuasiva van cogidas de la mano.

No es sólo técnica y estructura. Eso es la cáscara del huevo.


La chicha es tu mentalidad.


Tu capacidad de captar la atención, de convencer, de conectar, de emocionar.



De que te miren.



De comunicar con poderío, dar un golpe en la mesa y marcarte un “aquí estoy yo”.


Y, a partir de ahí, todo lo demás.


Casi seguro estarás conmigo en que esto no es sólo aplicable a grandes audiencias.


De hecho, con una persona a quien dirigirte, es suficiente.

La gente que se suscribe a mi newsletter de comunicación persuasiva…


...llegan inseguros, sintiéndose ridículos, dudando de su propia valía.


Sintiéndose menos.


Pues bien: mi trabajo, previo pago, consiste en darle la vuelta a esa sensación como a un calcetín.


Y en guiarles para que sean puro carisma personificado.


A veces, antes de contratarme, me preguntan:


¿Me sirve si no voy a hacer charlas?

¿Y si no tengo ni idea de oratoria?

¿Y si tengo pánico escénico?

¿Y si mis presentaciones son en otro idioma?

¿Y si grabo vídeos?

¿Y si tengo un podcast?

¿Y si comunico por escrito?


Sí.


La respuesta es siempre sí.




En cuanto a ti…

Si me has entendido y ardes en deseos de marcarte un “aquí estoy yo” como la copa de un pino…


Un buen comienzo es que te tatúes en el cerebro los 5 errores en comunicación y persuasión de los que te hablo en un ebook de 20 páginas.


Uno de esos errores y podrías mandar al carajo tu mensaje, por bueno que sea.

Ya te lo digo.


Si lo quieres, di “QUIERO EL EBOOK” y te lo envío por privado.


Feliz tarde.

Silvia.


P.D.: Por cierto, últimamente leo correos de gente muy top. Luego, veo sus vídeos o escucho sus audios y dejan de parecer tan top.

Las palabras en sus correos dicen una cosa, pero luego sus cuerpos y sus voces dicen otras. ¿Sabes de lo que te hablo?. Vale, pues imagina a qué cree antes sus clientes. Ok. Pues eso. En esto de la comunicación, no basta con ser TOP. También hay que parecerlo.
 
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