TÚ:
¿Y ahora qué? ¿Versos para vender palabras? ¿Acaso no sabéis que tengo la bandeja llena y no puedo con tantas letras?
YO:
Quien domina las palabras es elocuente. Quien es elocuente puede llegar a presidente. Mirad todos los casos presentes.
TÚ:
Pero no puedo perder mi valioso tiempo, estáis predicando en el desierto.
YO:
Decidme, gentil alma ¿qué es eso que tanto perturba vuestra calma?
Tú:
La libertad financiera es una leyenda.
Mi salario no es fijo aunque mi trabajo es muy prolijo.
Llegar a final de mes es todo un acertijo.
Hacienda es una jodienda.
Cada declaración es una explotación.
El estrés no me deja dormir y con sueño he de vivir y mi salud se está empezando a resentir.
Yo:
¿Si tuvierais más ingresos y más tiempo para vos, seríais más feliz?
Tú:
Vive Dios que sí.
Yo:
Escribid, que cada línea escrita sea para vuestro cliente bendita, dadle lo que necesita para que vuestras ventas se conviertan en mucha guita.
Tú:
¿Dónde puedo beber de ese néctar?
¿Cómo puedo yo hechizar con letras?
Yo:
Vos dejadme eso a mí.
Tú:
Dadme vuestro enlace y con él la promesa de no escribir jamás como los demás mortales.
Por Dios, decidme dónde hago clic.
Yo:
Es aquí
¿Y ahora qué? ¿Versos para vender palabras? ¿Acaso no sabéis que tengo la bandeja llena y no puedo con tantas letras?
YO:
Quien domina las palabras es elocuente. Quien es elocuente puede llegar a presidente. Mirad todos los casos presentes.
TÚ:
Pero no puedo perder mi valioso tiempo, estáis predicando en el desierto.
YO:
Decidme, gentil alma ¿qué es eso que tanto perturba vuestra calma?
Tú:
La libertad financiera es una leyenda.
Mi salario no es fijo aunque mi trabajo es muy prolijo.
Llegar a final de mes es todo un acertijo.
Hacienda es una jodienda.
Cada declaración es una explotación.
El estrés no me deja dormir y con sueño he de vivir y mi salud se está empezando a resentir.
Yo:
¿Si tuvierais más ingresos y más tiempo para vos, seríais más feliz?
Tú:
Vive Dios que sí.
Yo:
Escribid, que cada línea escrita sea para vuestro cliente bendita, dadle lo que necesita para que vuestras ventas se conviertan en mucha guita.
Tú:
¿Dónde puedo beber de ese néctar?
¿Cómo puedo yo hechizar con letras?
Yo:
Vos dejadme eso a mí.
Tú:
Dadme vuestro enlace y con él la promesa de no escribir jamás como los demás mortales.
Por Dios, decidme dónde hago clic.
Yo:
Es aquí