Hay gente que escribe perfecto: textos impecables, bien escritos, con técnica y hasta con fórmulas emocionales.
Aun así la magia no aparece. Son copys redondos pero por algún motivo, no mueven nada. Quizá porque esa emoción que reflejan se queda en alguna capa no demasiado profunda.
La mayoría escribe para lo que el cliente dice que quiere o como mucho, para lo que cree que quiere, pero la decisión real de compra nace muchísimo más abajo, que es esa zona donde tratamos de sobrevivir.
Todos, como seres humanos que somos, reaccionamos desde la supervivencia en cualquier contexto aunque lo camuflemos con razones lógicas.
He reunido en un documento 35 elementos que despiertan ese instinto en cualquier lector. Sin técnicas, sin fórmulas y sin trucos. Sólo impulsos humanos.
Si alguien lo quiere, puede responder con un “Yo quiero” y le paso un enlace por privado.
Aun así la magia no aparece. Son copys redondos pero por algún motivo, no mueven nada. Quizá porque esa emoción que reflejan se queda en alguna capa no demasiado profunda.
La mayoría escribe para lo que el cliente dice que quiere o como mucho, para lo que cree que quiere, pero la decisión real de compra nace muchísimo más abajo, que es esa zona donde tratamos de sobrevivir.
Todos, como seres humanos que somos, reaccionamos desde la supervivencia en cualquier contexto aunque lo camuflemos con razones lógicas.
He reunido en un documento 35 elementos que despiertan ese instinto en cualquier lector. Sin técnicas, sin fórmulas y sin trucos. Sólo impulsos humanos.
Si alguien lo quiere, puede responder con un “Yo quiero” y le paso un enlace por privado.