Sabes lo importante que puede ser hablar en público siendo un ponente seguro y convincente.
Cada vez que te expones frente a tu audiencia tienes una oportunidad de aprender y crecer tanto personal como profesionalmente.Sin embargo, si el ponente aburre (y el 99% de ellos lo hacen) el público desconecta.
Se van.
Ahí te quedas, pasmao.
Entonces les da por pensar que son unos torpes, y que en eso de la oratoria hace falta tener un don especial.
Esto es así. Aquí y en Laspaules.
¿No?
Ni de coña.
Hablar en público da vértigo… hasta que descubres cómo usarlo a tu favor.
Entonces, lo disfrutas de verdad.
Y ya te adelanto que ese vértigo nunca se va del todo (y si lo hace, mala señal).
Eso sí: si te alías con él, deja de bloquearte.
No es hablar en público sin miedo: Es hablar en público sin miedo a cagarla.
Si estás frito de que te prometan aniquilar tu miedo escénico, y te interesa eso de ponerlo a currar a tu favor, escribo correos con los que ayudo a mis suscriptores a dejar de sentirse el último mono por culpa de una comunicación poco eficaz. Se apuntan en silviavaldes.com