Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí.
Así que no queda otra que continuar andando.
Ahora mismo tengo ya ampollas en los pies, porque con la tontería llevo 52 años y no vislumbro el dónde.
Pero andando, no corriendo, andando, se descubren cosas, personas, lugares.
Yo descubrí la astrología. Así que además de leer libros leo cartas, de gente, con dibujitos y rayas.
Luego descubrí el coaching.Y en ello estoy.
Y se cruzó en mi camino un chico "mú majo con asento de Caí".
Y me apunté a su curso de copywriting.
Y lo odié. No me podía gustar menos. ¿Pero en qué me he gastado el dinero?
Para poneros en precedente, yo he sido de esas, de las de marketing que no saben nada de marketing... pero analógico.
Y además de manual: Carrera. Máster. Postgrado.
¡Madre mía, qué manera de perder la juventud!
Pues resulta que el traje de aparentar de business woman me picaba o algo, o quizás me venía grande.
Así que en la treintena dejé la empresa. Sin otro trabajo a la vista.
(Aquí es donde todo el mundo piensa: ¡Olé tú, visionaria, ahí, sin red! ¿Cuántos dientes perdiste?)
Y como de vista, parece ser que andaré algo corta, veinte años después, vuelvo a hacer lo mismo.
Sin red.
Peinando canas.
Pero como no hay mal que por bien no venga.
Apareció un señor, que parece alto, calvo o rapado por moderno (no sabría decirte), que sin él saberlo me descubrió algo:
No odio el copy. Odio vender.
Perdón, corrijo. Me da miedo vender.
Y aquí estoy. Con miedo pero con ganas.
De desaprender para aprender.
Y mientras ando, si alguien quiere que le lea sus dibujitos y rayitas, aquí estoy:
silvia.things@gmail.com
Pd: pondría postdata pero me pasaría de las 300 palabras
Así que no queda otra que continuar andando.
Ahora mismo tengo ya ampollas en los pies, porque con la tontería llevo 52 años y no vislumbro el dónde.
Pero andando, no corriendo, andando, se descubren cosas, personas, lugares.
Yo descubrí la astrología. Así que además de leer libros leo cartas, de gente, con dibujitos y rayas.
Luego descubrí el coaching.Y en ello estoy.
Y se cruzó en mi camino un chico "mú majo con asento de Caí".
Y me apunté a su curso de copywriting.
Y lo odié. No me podía gustar menos. ¿Pero en qué me he gastado el dinero?
Para poneros en precedente, yo he sido de esas, de las de marketing que no saben nada de marketing... pero analógico.
Y además de manual: Carrera. Máster. Postgrado.
¡Madre mía, qué manera de perder la juventud!
Pues resulta que el traje de aparentar de business woman me picaba o algo, o quizás me venía grande.
Así que en la treintena dejé la empresa. Sin otro trabajo a la vista.
(Aquí es donde todo el mundo piensa: ¡Olé tú, visionaria, ahí, sin red! ¿Cuántos dientes perdiste?)
Y como de vista, parece ser que andaré algo corta, veinte años después, vuelvo a hacer lo mismo.
Sin red.
Peinando canas.
Pero como no hay mal que por bien no venga.
Apareció un señor, que parece alto, calvo o rapado por moderno (no sabría decirte), que sin él saberlo me descubrió algo:
No odio el copy. Odio vender.
Perdón, corrijo. Me da miedo vender.
Y aquí estoy. Con miedo pero con ganas.
De desaprender para aprender.
Y mientras ando, si alguien quiere que le lea sus dibujitos y rayitas, aquí estoy:
silvia.things@gmail.com
Pd: pondría postdata pero me pasaría de las 300 palabras