Madrid, años 80 en mi barrio.
Yo era una adolescente hipotensa (tensión baja) que en el momento que apretaba un poco el calor me iba al suelo.
Así que mi madre con TODA LA BUENA INTENCIÓN DEL MUNDO fue a la farmacia y la farmacéutica también con la MISMA INTENCIÓN, le dio unas pastillas que no recuerdo el nombre, si no te lo diría, así que las llamaré Maravillosas.
Maravillosas eran de lo mejor que me había pasado hasta ese momento. No sólo no me mareaba sino que era toda energía.
No conocía el cansancio.
Pero llegaba la noche y era un búho.
Otra vez a la farmacia y esta vez la farmacéutica le vendió a mi madre Distovagal. De eso sí me acuerdo.
Media pastillita rosa y dormía como una bendita.
En esto que a Vecina 1, que era de mi edad y también era y es hipotensa, le dije:
- Ains Maris, no te preocupes. Tómate una de éstas. Ya verás que bien.
“Una de éstas” era una Maravillosa.
Su madre feliz de ver a su hija bien y como a ella el calor la dejaba muy tirada pues empezó a tomar Maravillosas.
Madre de Vecina 1 limpiaba casas en Puerta de Hierro y sus jefas estaban encantadísimas con ella. Lo rápida que era, lo bien que trabajaba, su buena disposición… y la recomendaron.
En su vida Madre de Vecina 1 había tenido más trabajo.
¿Qué hizo? Lo que yo. Recomendar Maravillosas y Distovagal a medio barrio.
Y éste, al resto.
A mediados de Julio si no los tomaba todo el barrio debió de faltar poco.
Si quieres saber cómo sigue la historia, clic en La Brújula.
Yo era una adolescente hipotensa (tensión baja) que en el momento que apretaba un poco el calor me iba al suelo.
Así que mi madre con TODA LA BUENA INTENCIÓN DEL MUNDO fue a la farmacia y la farmacéutica también con la MISMA INTENCIÓN, le dio unas pastillas que no recuerdo el nombre, si no te lo diría, así que las llamaré Maravillosas.
Maravillosas eran de lo mejor que me había pasado hasta ese momento. No sólo no me mareaba sino que era toda energía.
No conocía el cansancio.
Pero llegaba la noche y era un búho.
Otra vez a la farmacia y esta vez la farmacéutica le vendió a mi madre Distovagal. De eso sí me acuerdo.
Media pastillita rosa y dormía como una bendita.
En esto que a Vecina 1, que era de mi edad y también era y es hipotensa, le dije:
- Ains Maris, no te preocupes. Tómate una de éstas. Ya verás que bien.
“Una de éstas” era una Maravillosa.
Su madre feliz de ver a su hija bien y como a ella el calor la dejaba muy tirada pues empezó a tomar Maravillosas.
Madre de Vecina 1 limpiaba casas en Puerta de Hierro y sus jefas estaban encantadísimas con ella. Lo rápida que era, lo bien que trabajaba, su buena disposición… y la recomendaron.
En su vida Madre de Vecina 1 había tenido más trabajo.
¿Qué hizo? Lo que yo. Recomendar Maravillosas y Distovagal a medio barrio.
Y éste, al resto.
A mediados de Julio si no los tomaba todo el barrio debió de faltar poco.
Si quieres saber cómo sigue la historia, clic en La Brújula.