Ayer leí algo en uno de los grupos de WhatsApp que se han creado a raíz de este programa, que aún no se me va de la cabeza.
Lo comparto.
Alguien usó la expresión “perro judío”.
Lo justificó diciendo que lo había oído desde pequeño, de su abuela, en su casa. Su familia.
Y (el problema es que) lo entiendo.
Casi todos hemos heredado expresiones sin preguntarnos qué traen detrás.
"moro de mierda"
"puto negro"
"gitano asqueroso"
"pedazo maricón"
Pero una cosa es entender de dónde vienen las palabras.
Y otra muy distinta es aceptarlas como si fueran inofensivas.
Porque no lo son.
No lo han sido.
Estas llegan cargadas de odio.
Se usaron para señalar, para aislar, para matar.
Lo escribo porque reconozco que me molestó.
En vez de responder insultando me pareció más racional utilizarlo para hacer este escrito.
Si me lo hubiera dicho en la calle no hubiera sido racional.
Y no estaría haciendo este escrito.
Lo que me hace preguntarme:
¿Qué tipo de comunidad queremos construir aquí dentro?
Porque este foro está lleno de talento.
De gente brillante.
De copywriters y emprendedores que quieren mejorar la comunicación.
¿Y no sería un poco absurdo aspirar a mejorar cómo nos comunicamos mientras toleramos y aplaudimos expresiones que aplastan la dignidad de otras personas?
¿Cuál es el límite?
¿Quién pone la conciencia?
¿Es la libertad de expresión un pase libre para decir cualquier barbaridad sin consecuencias?
Tener el derecho a decir algo no significa que esté bien decirlo.
Hubo quien aplaudió.
Hubieron quienes cambiaron de tema.
Creo que podemos hacerlo mejor.
Creo que podemos construir una comunidad que no solo escriba mejor, sino que piense mejor.
No tengo todas las respuestas.
No quiero mirar hacia otro lado.
Se arregla hablando.
Escuchando.
Y sobre todo escribiendo.
Eligiendo cada día no solo qué vendemos…
Sino qué defendemos.
Nuestros valores.
Nuestra vida.
La sociedad que queremos.
Gracias por leer.
Japi dei.