Muy buenas, Jay.
Espero que sigas muy bien.
La buena noticia es que con la práctica, cada vez es más sencillo y natural escribir los emails. Vas encontrando tu voz, tu forma... Pero es cierto que al principio, cuando aún no tienes tu técnica, puedes entrar en bucle e invertir varias horas en un mail. Escribir y borrar y perderte siguiendo pistas posibles e investigando. A mí me pasaba, la verdad.
Pero a base de escribir muchos emails para distintos clientes, establecí mis 4 pasos previos que me ayudaban a ir directa y no divagar tanto. Esto puedes hacerlo el mismo día antes de escribir el email, o mucho mejor, tener ya unas cuantas guardadas:
1. Antes de nada, qué voy a vender ese día.
Qué servicio, qué producto, qué curso... voy a vender. Eso define mejor el punto de dolor qué voy a atacar, cómo me voy a centrar.
2. Con qué idea lo voy a relacionar.
Por ejemplo, tuve un cliente que vendía cursos de supervivencia urbana, la cual puede ser útil en distintos supuestos. Si hay una gran nevada, si hay cortes de agua o luz, si vives en una zona un poco peligrosa y quieres reforzar la seguridad en casa, si hay una pandemia, si hay problemas de abastecimiento, etc. Elijo una idea, sólo una idea.
3. Qué tipo de email va a ser.
De los distintos tipos de email de los que habla Isra por ejemplo en 300 palabras, ¿qué tipo de email voy a escribir? Un email de conflicto, o uno con una historia de la infancia, o uno más divertido, uno informativo con alguna historia que he leído, uno que se base en la actualidad, respuestas a suscriptores... Ahí ya me sitúo.
Lo ideal es que ya tengas un archivo con cosas de estas que vas guardando, pero también se pueden localizar sobre la marcha.
4. Acotar el tiempo.
Para mí esto fue decisivo. Porque si estoy investigando algo curioso, y que además me resulta interesante, se puede hacer infinito lo de ir buscando más información para ver si encuentro algo más sorprendente. Para forzarme a cumplir con el tiempo máximo y no excederme, lo que empecé a hacer fue escribir emails al día, una hora antes de tener que enviarlos. De esta manera me obligué a desarrollar el proceso en tiempo y cuando ya lo había hecho muchas veces, pude empezar a hacerlo sin tener la presión de la cuenta atrás.
Y luego un paso 5 que es un extra...
5. Quitar paja.
En los primeros emails esto te va a pasar mucho. Busca qué frases a párrafos pueden ser prescindibles, no te encariñes con ninguno y recorta sin piedad.
Te pongo un ejemplo de email real para este cliente.
1. Qué voy a vender: Un curso para hacer rutas en la montaña de manera segura.
2. Con qué idea lo voy a relacionar: Con la idea de cómo actuar en caso de tormenta eléctrica (que es una clase del curso).
3. Qué tipo de email va a ser: Un email con alguna historia o noticia de personas alcanzadas por rayos.
4. Tiempo para hacer la búsqueda de la noticia y escribir el mail: Una hora.
*En este email en concreto, creo que busqué quién era la persona que tuviera el récord de haber sido alcanzada por más rayos.
El email (este está alrededor de las 380 palabras):
[Asunto] Hombre alcanzado por rayo es atacado por un oso mientras va hacia su coche para dirigirse a urgencias.
Si alguna vez, en la naturaleza, te ha pillado una tormenta eléctrica y no has sabido cómo actuar, este email te interesa.
Pero ojo.
Si nunca te has planteado, siquiera, que una tormenta pueda pillarte desprevenido en mitad de la nada. Y que serán tus decisiones lo que determinará si te pones a salvo de los rayos o en peligro, también te interesa.
Quizá incluso más.
El otro día leí una de esas historias que parecen inventadas porque no es posible que alguien tenga tan mala suerte.
Pero no, la historia es tan real como que su protagonista sale en el Libro Guinness de los récords por ser la persona a la que más rayos le han caído.
¿Cuántos rayos dirías que le pueden caer a una misma persona teniendo muy mala suerte?
¿Y a cuántos puede sobrevivir?
¿Tres?
¿Cuatro?
¿Cinco?
Seis ya suena a personaje de los Looney Tunes.
Pues a Roy Sullivan, que no era un personaje de dibujos sino un hombre muy real, le cayeron 7 rayos en sus 71 años de vida.
Y sobrevivió a los 7.
Vale...
Por sí mismo esto ya es acojonante.
Pero es que además de los 7 rayos, Roy fue atacado por osos 22 veces.
Era guardabosques y trabajaba en una torre de vigilancia de incendios. Pero no todos los rayos le alcanzaron trabajando... Uno le alcanzó en el jardín de su casa, mientras limpiaba las hojas con un rastrillo.
Y la historia del séptimo ya es demasiado...
Roy está pescando. Le cae un rayo. Le prende el pelo en llamas. Le quema el pecho y el estómago. Y mientras va de camino al coche para ir a urgencias por su propio pie, le ataca un oso y tiene que quitárselo de encima golpeándole con un palo.
Está claro que esta historia no tiene nada de normal.
Pero leyéndola, he visto que si hubiera aplicado los consejos que doy en la clase número 12 del Curso XXX, habría evitado varios de esos rayos.
En fin, no me invento nada, todo eso está ahí.
Son 9 minutos y 28 segundos que te pueden salvar la vida.
En caso de interés, es aquí:
Curso XXX
Que tengas buen día.
XXX
PD. Más historias de rayos, en el enlace.
PD2. Acceso inmediato a la clase, XX €, también en el enlace.