Nacyeli Quintero
Fundador
Qué te puedo dar? Esta es una muy buena pregunta.
Y la respuesta no viene con apretar los ojos duro, duro, duro y repetir mil veces que eres abundante porque lo decretas con todo tu corazón.
Tampoco te puedo dar fórmulas mágicas. Ya sabes que no hay atajos.
Ni promesas de “vive de tu pasión en 5 días”.
Si no trabajas todos los días (aunque sean cinco minutos), ya verás que el cerebro va a querer seguir y va a querer terminarlo.
Tú dile que hay que parar y respirar.
Ni técnicas infalibles para convertirte en la versión premium de ti mismo.
Tampoco respirar en automático sirve: hay que estar vivo y sentirse vivo de verdad.
Así que, hablando de verdad, lo que sí te puedo dar es verdad.
La única que conozco desde mi experiencia.
La mía.
La que se aprende con barro en los zapatos, insomnio y alguna que otra caída que te deja marca.
Te puedo dar historias reales:
de cuando no sabía por dónde empezar,
de cuando el miedo olía más fuerte que el café,
de cuando tuve que soltar el orgullo y volver a aprender desde cero.
Te puedo dar palabras que no endulzan, pero ayudan a que te atrevas a tomar acción.
Porque la vida no necesita perfección, necesita movimiento.
Te puedo dar lo que tengo: oficio, curiosidad y la certeza de que nadie se salva solo.
Nunca estás solo: siempre aparece alguien.
Y si algo de eso te sirve para seguir, para pensar, o simplemente para no sentirte tan perdido, ya valió la pena.
No vendo recetas.
Solo comparto el fuego que me mantiene viva.
Y para recibir mi llama, ya sabes lo que debes hacer:
poner tu mail en la cajita de abajo.
Eso es todo lo que tengo para dar.
Y, a veces —si lo sabes recibir—, es más que suficiente.
Además del lápiz y el papel, solo puedo darte la llama del ánimo.
Porque ya con el hecho de despertar un día más y levantarte de la cama,
le has ganado la batalla a la pereza.
Para leer mis artículos entra a: De Ingeniera a Aprendiz
Y la respuesta no viene con apretar los ojos duro, duro, duro y repetir mil veces que eres abundante porque lo decretas con todo tu corazón.
Tampoco te puedo dar fórmulas mágicas. Ya sabes que no hay atajos.
Ni promesas de “vive de tu pasión en 5 días”.
Si no trabajas todos los días (aunque sean cinco minutos), ya verás que el cerebro va a querer seguir y va a querer terminarlo.
Tú dile que hay que parar y respirar.
Ni técnicas infalibles para convertirte en la versión premium de ti mismo.
Tampoco respirar en automático sirve: hay que estar vivo y sentirse vivo de verdad.
Así que, hablando de verdad, lo que sí te puedo dar es verdad.
La única que conozco desde mi experiencia.
La mía.
La que se aprende con barro en los zapatos, insomnio y alguna que otra caída que te deja marca.
Te puedo dar historias reales:
de cuando no sabía por dónde empezar,
de cuando el miedo olía más fuerte que el café,
de cuando tuve que soltar el orgullo y volver a aprender desde cero.
Te puedo dar palabras que no endulzan, pero ayudan a que te atrevas a tomar acción.
Porque la vida no necesita perfección, necesita movimiento.
Te puedo dar lo que tengo: oficio, curiosidad y la certeza de que nadie se salva solo.
Nunca estás solo: siempre aparece alguien.
Y si algo de eso te sirve para seguir, para pensar, o simplemente para no sentirte tan perdido, ya valió la pena.
No vendo recetas.
Solo comparto el fuego que me mantiene viva.
Y para recibir mi llama, ya sabes lo que debes hacer:
poner tu mail en la cajita de abajo.
Eso es todo lo que tengo para dar.
Y, a veces —si lo sabes recibir—, es más que suficiente.
Además del lápiz y el papel, solo puedo darte la llama del ánimo.
Porque ya con el hecho de despertar un día más y levantarte de la cama,
le has ganado la batalla a la pereza.
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