Dicen que un experto es alguien que ha cometido todos los errores posibles en su campo.
Pues eso. Yo soy experto en CAGARLA.
Con mayúsculas, con neones, con banda sonora de Benny Hill.
Soy tan inquieto (y tan zoquete) que he tenido el privilegio de cagarla de todas las formas posibles.
La última… probablemente sea este post de presentación.
Empecé fuerte:
Una startup en plena burbuja del dot com, con 20 años.
Nos ofrecieron una millonada. Una de esas que podrían haber asegurado la universidad de los nietos de mi hija.
Y dijimos… que NO.
Sí, como lo oyes: NO.
Game over.
CAGADÓN.
Después vinieron:
•Un restaurante japonés de lujo con dinner show en la Costa del Sol. Sin tener ni idea de gastronomía, lujo ni cenas con espectáculo. (Spoiler: el único show fue la hostia que me metí).
•Tres agencias de publicidad (dos con éxito en Canarias). ¿Mi error? Cerrarlas.
•Una agencia de eventos. Hasta que llegó la pandemia y me estampó.
•Dos marcas de ropa. Sin saber coser un botón. (Evidente la cagada ahí).
Y un montón de ideas más, igual de ilusionantes que ruinosas. Me he arruinado varias veces.
Y probablemente vuelva a hacerlo. Porque la cabra tira al monte y lo mío ya parece genética.
Eso sí:
Si necesitas consejo antes de cagarla tú… igual puedo ayudarte.
Aunque para acertar, lo mejor es que no me hagas caso.
Y por favor: no me contrates.
A no ser que quieras cerrar mañana y arruinarte para siempre.
Para terminar esta obra maestra del desastre, te diré que no todo ha sido una cagada.
MI MUJER y MI HIJA son mi acierto más grande.
(O quizá solo de ella… que tuvo la mala suerte de cruzarse conmigo).
Lo dicho:
Experto en cagarla.
A tu servicio.
Torpe. Lento. Pero buena gente.
··· Enviado desde cualquier parte ···
Pues eso. Yo soy experto en CAGARLA.
Con mayúsculas, con neones, con banda sonora de Benny Hill.
Soy tan inquieto (y tan zoquete) que he tenido el privilegio de cagarla de todas las formas posibles.
La última… probablemente sea este post de presentación.
Empecé fuerte:
Una startup en plena burbuja del dot com, con 20 años.
Nos ofrecieron una millonada. Una de esas que podrían haber asegurado la universidad de los nietos de mi hija.
Y dijimos… que NO.
Sí, como lo oyes: NO.
Game over.
CAGADÓN.
Después vinieron:
•Un restaurante japonés de lujo con dinner show en la Costa del Sol. Sin tener ni idea de gastronomía, lujo ni cenas con espectáculo. (Spoiler: el único show fue la hostia que me metí).
•Tres agencias de publicidad (dos con éxito en Canarias). ¿Mi error? Cerrarlas.
•Una agencia de eventos. Hasta que llegó la pandemia y me estampó.
•Dos marcas de ropa. Sin saber coser un botón. (Evidente la cagada ahí).
Y un montón de ideas más, igual de ilusionantes que ruinosas. Me he arruinado varias veces.
Y probablemente vuelva a hacerlo. Porque la cabra tira al monte y lo mío ya parece genética.
Eso sí:
Si necesitas consejo antes de cagarla tú… igual puedo ayudarte.
Aunque para acertar, lo mejor es que no me hagas caso.
Y por favor: no me contrates.
A no ser que quieras cerrar mañana y arruinarte para siempre.
Para terminar esta obra maestra del desastre, te diré que no todo ha sido una cagada.
MI MUJER y MI HIJA son mi acierto más grande.
(O quizá solo de ella… que tuvo la mala suerte de cruzarse conmigo).
Lo dicho:
Experto en cagarla.
A tu servicio.
Torpe. Lento. Pero buena gente.
··· Enviado desde cualquier parte ···